Cuando desde lugares de poder se bastardea la lucha que con mucha coherencia viene sosteniendo el sector docente en defensa de la escuela pública, parece hasta real lo que se dice por ahí, con vehemencia desde los sectores de poder, bajo pretendida excusa de asegurarse el resguardo de su política de permanente cambio y casi ningún acierto, la cual es bien recibida por quienes el único interés es que los chicos estén en la escuela, no importa el cómo.
Lo real es que el salario docente, bajó su poder adquisitivo en un 400% en las últimas décadas, lo cual es razón más que suficiente para generar el conocido malestar docente que permanentemente resuena en los medios de comunicación.
“Para muestra sobra un botón”. ¿Cuál es el lugar que nuestra dirigencia política le da a la educación de los entrerrianos? Bien valdría preguntarnos, luego de que contrasten fuertemente los anuncios de grandes reformas educativas y abultadas erogaciones presupuestarias que no alcanzan siquiera a constituir una señal que pretenda destrabar el conflicto largamente sostenido.
La realidad se expresa en los bolsillos, no en las buenas intenciones. Un ejemplo que me toca de cerca puede ayudarnos a ver mejor la profundidad del problema. Mi padre, hace cuarenta años, comenzó su carrera como empleado de Tribunales. En ese entonces los docentes entrerrianos ganaban el doble de salario, razón por la cual estudió con gran esfuerzo el magisterio a contra turno. Luego de recibirse y a lo largo de toda su carrera, el salario del docente se deprimió hasta llegar hoy a ser tres veces menor que el de un empleado de Tribunales.
Ese es el valor real que le dan a la educación nuestros políticos. Agregando que en este periodo fueron incorporándose códigos distorsivos y en negro, leyes de emergencia económica que todavía siguen lastimando los bolsillos de los educadores, mientras la economía se ha recuperado notablemente, sin que esto constituya un impedimento para devolverle la dignidad al trabajador.
Sin menospreciar, la incoherencia de muchos funcionarios, ha atravesado gestiones de numerosos gobiernos, que siguen cambiando planes y proyectos de estudios sin permitir a los sujetos involucrados en ese cambio una real participación con el resguardo de los derechos adquiridos en el ejercicio de nuestra profesión, que permita vislumbrar un horizonte, para que los docentes entrerrianos tengamos claridad de qué contenidos y materias se pretende enseñar.
Venimos discutiendo como sindicato un verdadero presupuesto educativo que sea superador, en el marco de este bicentenario que se nos va sin muchas luces, para que, quien tiene la potestad -si es que hubiera una decisión política- realice esta postergada “recomposición salarial histórica” de un sector castigado y ninguneado por tanto tiempo, para que no tengamos que seguir pateando las calles y cerrando las escuelas.
Sergio Puzio
Secretario de DD.HH.
Conducción Provincial de AGMER
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